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Durante meses, estuve desesperada porque la relación que había soñado con Juan no avanzaba. Intenté varias soluciones, pero nada parecía funcionar. Fue entonces cuando escuché hablar de Mariela Gauna y sus amarres de amor. Al principio, dudé de que pudiera ayudarme, pero decidí intentarlo. Sin embargo, pasaron semanas sin ver resultados y la frustración comenzó a apoderarse de mí. Casi estaba lista para rendirme cuando Mariela me aconsejó que incorporara el potenciador de vudú haitiano y santería cubana. Dudé, pero decidí dar un paso más.
Una semana después, noté un cambio sutil pero poderoso. Juan comenzó a escribirme con más frecuencia y, de repente, se mostró más interesado en nuestra relación. El vudú y la santería parecían estar trabajando. Un viernes por la tarde, nos encontramos por casualidad y la química entre nosotros era palpable. Esa chispa que había estado ausente por tanto tiempo regresó como una oleada de energía positiva. Esa noche, hablamos durante horas y, al finalizar, me dejó un beso en la frente que significó más que mil palabras.
Desde entonces, nuestra relación ha florecido. Cada día es un nuevo capítulo en nuestra historia de amor. Estoy infinitamente agradecida con Mariela por no darme por vencida y mostrarme el poder del amor a través de estas prácticas ancestrales. Ahora, sé que nunca hay que rendirse en la búsqueda del amor verdadero. Hoy, disfruto de cada momento junto a Juan, agradecida por el cambio que ocurrió justo cuando más lo necesitaba.
