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Cuando conocí a Mariela Gauna, me encontraba en el peor momento de mi vida. Mi pareja de muchos años, Antonio, había decidido terminar nuestra relación, y yo sentía que mi mundo se desmoronaba. Habíamos compartido tanto juntos, desde viajes hasta planes de vida, que verlo alejarse fue un golpe muy duro. Cada día era más difícil seguir adelante sin él, así que, después de buscar soluciones por mi cuenta, decidí contactar a Mariela.
Mariela me ofreció un amarre de amor y fue muy honesta conmigo. Me explicó que el objetivo del amarre era ayudar a que Antonio pudiera reconsiderar sus sentimientos, pero siempre respetando su libre albedrío. Me sentí segura con su enfoque y decidí confiar en ella.
El proceso fue un viaje lleno de emociones. Al principio, me sentía ansiosa, pero Mariela siempre me tranquilizaba y me hacía sentir que estábamos en el camino correcto. Pasaron unas semanas y, un día, Antonio apareció en la puerta de mi casa, con lágrimas en los ojos. Me dijo que había pasado días pensando en mí y que se arrepentía de haberse alejado. Confesó que había vuelto a sentir el amor que pensó que había desaparecido.
Desde ese día, todo fue como un sueño. Recuperamos esa complicidad que creíamos perdida y empezamos a construir algo más fuerte. Ahora, Antonio y yo estamos planeando nuestra boda, y no hay un solo día en el que no agradezca a Mariela por su ayuda. Su amarre de amor no solo trajo de vuelta a la persona que amo, sino que nos dio la oportunidad de empezar de nuevo, con más fuerza y esperanza. Gracias a Mariela, sé que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo.
