Sola, con un corazón roto y tres hijos, llegué a Mariela. Ya no creía que pudiera recuperar a mi esposo, pero después de su ritual, noté cambios inmediatos. Él volvió a interesarse por mí y, poco a poco, hemos ido reconstruyendo lo que teníamos. Estoy emocionada de esta nueva etapa en nuestras vidas.