Soy un hombre de 60 años, divorciado y escéptico por naturaleza. Cuando llegué a Mariela, no esperaba mucho. Pero su amarre de amor de vudú haitiano me sorprendió. En cuestión de días, mi ex-esposa y yo comenzamos a hablar de nuevo, y la conexión que creíamos perdida volvió. Ahora creo en la transparencia de los rituales.