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  • en respuesta a: Comentarios experiencia recomendaciones Mariela Gauna #106055
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    Estoy casada, pero hace tiempo que dejé de sentir algo por mi esposo. No puedo señalar exactamente cuándo ocurrió, pero un día me di cuenta de que la conexión que una vez compartimos ya no estaba. Intentamos seguir adelante por las rutinas, por las apariencias, pero en el fondo yo sabía que estaba viviendo una mentira.

    Entonces apareció él. No lo estaba buscando, pero llegó a mi vida como una ráfaga de aire fresco. Lo conocí en el trabajo, durante un proyecto en el que tuvimos que pasar mucho tiempo juntos. Al principio, todo era profesional, pero había algo en su forma de hablar, en cómo me miraba, que me hacía sentir algo que creía haber olvidado. Poco a poco, nuestras conversaciones se volvieron más personales, y antes de darme cuenta, me encontré pensando en él constantemente.

    Con él, todo era diferente. Me hacía reír, me escuchaba, me hacía sentir viva de nuevo. Me enamoré, sin remedio y con toda la intensidad que no podía sentir en mi matrimonio. Él también me dijo que me amaba, que nunca había conocido a alguien como yo, pero siempre había un «pero». Sabía que yo estaba casada, que mi situación era complicada, y eso lo hacía dudar. Aunque compartíamos momentos llenos de pasión y ternura, él no parecía dispuesto a darlo todo por mí.

    Un día, decidí ser honesta conmigo misma y con mi esposo. Le dije que ya no sentía nada, que no era justo para ninguno de los dos continuar con algo que se había acabado. Fue una conversación difícil, llena de lágrimas y reproches, pero también necesaria. Me sentí liberada, aunque sabía que el camino que tenía por delante no sería fácil.

    Con la separación en marcha, fui a buscarlo, a mi amante, esperando que al saber que ya no había obstáculos, estuviera listo para comprometerse conmigo. Pero su respuesta fue un balde de agua fría. «No sé si puedo hacerlo», me dijo. «No sé si estoy preparado para una relación seria.» Me sentí devastada. Había dejado todo por él, y ahora él no parecía dispuesto a hacer lo mismo por mí.

    Pasé semanas entre la tristeza y la confusión, preguntándome si había tomado la decisión correcta, si había arriesgado demasiado por alguien que no estaba dispuesto a corresponderme de la misma manera. En mi desesperación, busqué ayuda, y así fue como conocí a Mariela Gauna, una experta en el amor y en restaurar relaciones. Le conté mi historia, mis miedos y mis esperanzas, y ella me escuchó con paciencia.

    Mariela me propuso trabajar en un amarre de amor blanco, enfocado en armonizar nuestras energías y ayudar a mi amante a enfrentar sus propios miedos y bloqueos emocionales. También me ayudó a centrarme en mí misma, en recuperar mi confianza y mi fortaleza emocional después de todo lo que había pasado.

    Con el tiempo, algo comenzó a cambiar. Mi amante empezó a mostrarse más cercano, más claro en sus sentimientos. Un día, me dijo que había estado pensando mucho en nosotros, que tenía miedo porque nunca había sentido algo tan fuerte, pero que estaba listo para intentarlo. Fue como si, finalmente, todas las piezas encajaran.

    Hoy estamos construyendo una relación desde la verdad y la sinceridad. No es perfecto, pero es real, y estoy segura de que valió la pena arriesgarlo todo por amor. A veces, para encontrar la felicidad, hay que tomar decisiones difíciles, enfrentarse a los miedos y creer que el amor, cuando es verdadero, siempre encuentra el camino.

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