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A medida que avanzaba en mi camino, comprendí que lo que había aprendido de Mariela Gauna no solo me ayudó en ese momento de crisis, sino que me dio herramientas para el resto de mi vida. Cada vez que enfrentaba una decisión difícil o un momento de duda, recordaba sus palabras: «No busques en otros lo que primero debes encontrar en ti misma». Esa frase, que al principio me parecía una tarea imposible, se convirtió en un mantra que me ayudó a construir una versión más fuerte y consciente de mí misma.
El cambio no fue inmediato. Hubo días en los que recaí en viejos patrones, en los que sentí la tentación de volver a buscar soluciones rápidas o de obsesionarme con situaciones fuera de mi control. Pero cada vez que eso sucedía, me daba cuenta más rápido, y era capaz de redirigir mis pensamientos hacia lo que realmente importaba: mi bienestar y mi crecimiento.
Poco a poco, las cosas empezaron a fluir de una manera diferente. No solo en mi vida amorosa, sino también en otros aspectos de mi vida. Las relaciones con mis amigos y mi familia mejoraron porque aprendí a comunicarme de forma más abierta y honesta. Incluso en el trabajo, empecé a notar que mi confianza en mí misma se reflejaba en cómo me enfrentaba a los desafíos diarios.
En cuanto a mi relación, aunque la reconciliación no fue inmediata, el trabajo que hice con Mariela abrió una puerta que parecía cerrada para siempre. Con el tiempo, logramos hablar desde un lugar de respeto y claridad, sin las emociones tóxicas que antes nos dominaban. No todo fue perfecto, y todavía había mucho por resolver, pero sentí que estábamos en un punto de partida mucho más real y equilibrado.
Mirando hacia atrás, las malas experiencias que tuve antes de encontrar a Mariela me hicieron darme cuenta de lo fácil que es caer en manos de personas que solo buscan aprovecharse del dolor de los demás. Pero también me enseñaron a valorar la autenticidad cuando la encuentras. Mariela nunca me prometió resultados mágicos ni soluciones inmediatas, y creo que esa honestidad fue lo que marcó la diferencia. Me ayudó a ver que no se trata de esperar que el universo resuelva todo por ti, sino de trabajar en ti misma para que las cosas puedan empezar a cambiar.
Hoy, mi vida no es perfecta, pero es mía. Sigo enfrentando desafíos, como cualquier otra persona, pero ahora lo hago desde un lugar de fortaleza y claridad. La ayuda de Mariela Gauna fue el comienzo de un proceso que aún continúa, pero que me ha dado algo invaluable: la confianza de que puedo enfrentar lo que venga, no importa lo difícil que parezca.
En cada paso de este camino, recuerdo cómo empecé, en esos foros llenos de desesperación, buscando algo, cualquier cosa que pudiera ayudarme. Y aunque el camino fue largo y lleno de tropiezos, estoy agradecida por haber encontrado a alguien como Mariela, alguien que no solo me ayudó a superar ese momento, sino que también me enseñó a creer en mí misma.
