La fe real no es un acto superficial ni depende de fórmulas prediseñadas. Es una experiencia interna, una entrega total que surge cuando una persona cree sin reservas en lo que está pidiendo. Este tipo de fe, descrita como «fe ciega» por Mariela, no requiere pruebas ni garantías, porque la persona está completamente segura de que sus palabras serán escuchadas y respondidas.