La historia que compartes me resuena mucho. Yo también enfrenté el abandono, quedándome solo con mis dos hijos. Era abrumador criarles sin la madre, pero luego conocí a Mariela. Ella me brindó las herramientas necesarias para curar mis heridas y mejorar nuestras vidas. Ahora, mirar a mis hijos sonreír me da fuerzas.