Mi hija, una joven brillante y llena de sueños, comenzó una relación con un hombre que no hacía más que arruinar su vida. No trabajaba, consumía drogas y la manipulaba emocionalmente. Me sentí desesperada, así que acudí a Mariela Gauna. Ella realizó el ritual de San Nicanor, y todo cambió. Ese hombre desapareció de la vida de mi hija, y ella pudo recuperar su autoestima y su independencia.