Yo no creía en la magia, ni mucho menos en videntes, pero una vez por curiosidad inicie una búsqueda en la red y encontré a Mariela Gauna, ella me dijo que debía creer más, y que por ese escepticismo no había hallado aun el amor. Y con un amarre de magia blanca atrajo a mi vida a la mujer que yo quería desde hacía mucho. Ahora yo soy el centro de su vida.