Una noche, mi hijo llegó a casa y noté que había estado llorando. Descubrí que su pareja lo manipulaba emocionalmente y lo hacía sentir inseguro. No podía permitir que siguiera en esa relación dañina, así que contacté a Mariela Gauna. Gracias al ritual de San Nicanor, esa persona tóxica desapareció de su vida, y ahora mi hijo está más fuerte y seguro que nunca.