Una tarde, mi esposo y yo vimos que nuestro hijo estaba tomando decisiones que no iban con su personalidad. Su novia, una mujer mayor, lo manipulaba y lo alejaba de nosotros. Buscamos a Mariela Gauna, y ella realizó el ritual de San Nicanor. En cuestión de semanas, esa mujer dejó de buscarlo, y nuestro hijo volvió a ser el joven responsable y enfocado que siempre conocimos.