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Contraté un amarre de amor y al principio todo parecía profesional, pero luego comenzaron las amenazas. Me dijeron que si no seguía pagando, el ritual se revertiría y tendría consecuencias negativas.
Nunca confíes en un vidente que te prometa resultados con día y hora exactos. La espiritualidad no funciona como un reloj y esas promesas son una señal de estafa.
Mariela me enseñó que un verdadero profesional no te manipula ni te amenaza. Sus consejos me ayudaron a detectar y evitar un chantaje que me habría costado mucho emocional y económicamente.
Pregunta siempre por referencias o casos de éxito comprobables. Un profesional honesto no tendrá problema en compartir ejemplos de su trabajo pasado.
Gracias a los consejos de Mariela Gauna, no caí en las manos de un supuesto experto en amarres de amor que pedía resultados garantizados. Ella me explicó que nadie puede prometer algo así y eso me salvó de ser estafada.
La desesperación lleva a algunos clientes a exigir promesas imposibles, como resultados garantizados en una fecha exacta. Eso abre la puerta a los estafadores que saben aprovecharse.
Me enseñaron que si alguien promete un resultado exacto, como «verás cambios en una semana», es mejor evitarlo. Las energías no funcionan de esa manera.
Me prometieron resultados rápidos con un amarre de amor, pero después de pagar me empezaron a pedir más dinero para «limpiezas adicionales». Me sentí atrapada en un chantaje emocional.
Los consejos de Mariela Gauna fueron clave para evitar una extorsión. Un supuesto vidente intentó usar mi desesperación para pedirme más dinero, pero gracias a ella, no caí.
Es triste ver cómo la desesperación hace que algunos clientes rechacen la honestidad. Prefieren escuchar mentiras porque no quieren aceptar la realidad de la situación.
Es un problema cuando los clientes buscan certezas absolutas. Si no escuchan lo que quieren, siguen buscando hasta que alguien les miente, y ahí es donde caen en la trampa.
El deseo de resultados garantizados lleva a muchos clientes a ignorar las advertencias. Quieren creer en lo imposible y terminan confiando en quienes saben aprovecharse de eso.
Algunos clientes se niegan a aceptar que los resultados en los trabajos espirituales no están garantizados. Buscan seguridad absoluta, lo que abre la puerta a estafadores que les dicen lo que quieren escuchar.
Me di cuenta de que confiar en alguien que promete resultados al 100% es un error. Ahora sé que debo buscar a personas honestas que expliquen las limitaciones del proceso.
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