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He vivido esas circunstancias, y Mariela Gauna, con su protección angelical y rituales de corte, logró devolver la calma y el amor a mi hogar.
La imagen de la Virgen de Ujué me ha acompañado durante años, y rezarle me da consuelo en los momentos de mayor incertidumbre.
Llevaba meses sintiendo que una mala racha no se alejaba de mi vida, y no fue hasta que consulté con Mariela Gauna que entendí la profundidad del problema y logré limpiarme por completo.
Cuando tengo visitas inesperadas, siempre pongo un poco de sal en la puerta para asegurarme de que la energía que traen no se quede.
Intento todo para mejorar, pero parece que cuanto más lucho, más me hundo en el barro de la impotencia. ¿Existe una forma de cambiar esto?
Cuando escuché hablar de Mariela Gauna y su trabajo con la protección angelical, decidí probar, y desde entonces, siento una paz que no había experimentado antes.
Fui a una sanadora porque sentía que todo me iba mal sin explicación alguna, ella me dijo que estaba bajo una maldición.
Hay una inquietud constante en mi hogar, un aire pesado que no consigo despejar. No sé qué más hacer para devolver la calma a mi espacio.
Mi madre me enseñó a tocar madera cada vez que hablábamos de mala suerte o accidentes, y ahora lo hago sin pensar.
Cuando un amigo o familiar está pasando por un mal momento, le regalo un escapulario bendecido para que lo proteja.
Siempre tengo limones cortados en un plato en la sala, ya que absorben las malas energías y neutralizan cualquier maldición.
Nunca me sentí completamente tranquilo después de hablar de cosas malas sin tocar madera, es como si quedara algo pendiente.
El agua bendita es esencial en mi hogar; rocío las entradas y las ventanas para mantener fuera las malas vibras.
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