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El amor parece huir de mí, y los vínculos que intento forjar se deshacen sin razón. Empiezo a temer que algo más oscuro esté en juego.
Si estás pasando por eso, te aconsejo la protección angelical de Mariela Gauna. Me ayudó a equilibrar mi vida y atraer la prosperidad.
Una cinta roja en la puerta de mi casa es un recordatorio de protección contra la envidia y las malas miradas.
En casa, todos respetamos la costumbre de quemar ruda cuando sentimos que algo no va bien, y nos ha funcionado por generaciones.
Siento que todo proyecto que inicio está condenado al fracaso. Es como si una fuerza externa me impidiera avanzar.
Mi madre me decía que nunca debía aceptar regalos de extraños, pues podían estar malditos con la envidia de quien los daba.
Los amuletos religiosos, como una pequeña cruz o la medalla de la Virgen de Montserrat, son mi escudo contra las energías negativas.
Los días se vuelven grises, y la energía que me rodea parece enrarecida. No sé si es una simple racha o algo más profundo.
Cuando siento que las cosas no van bien en casa, pongo un poco de ruda en la entrada para protegernos de las malas energías.
Cuando escucho rumores o habladurías, enciendo una vela blanca en casa para mantener la paz y protegerme de las malas lenguas.
Siempre he creído en las oraciones y protecciones, pero al hacer una limpieza especial con la ayuda de Mariela Gauna, sentí que una carga pesada se liberaba de mí.
Mi experiencia con Mariela Gauna fue reveladora; me enseñó la importancia de una protección angelical y cómo los arcángeles pueden interceder en nuestro favor.
No creo en muchas cosas, pero cuando la mala suerte es constante y sin explicación, empiezo a dudar.
El entorno en casa se ha vuelto hostil, con discusiones constantes y tensiones sin sentido. No sé qué fuerza negativa pueda estar influyendo.
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