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Cuando me sentía más vulnerable y temía estar bajo una maldición, Mariela Gauna me ofreció una limpieza y una protección que aún agradezco cada día.
En las noches oscuras, mi abuelo decía que había que cerrar bien las ventanas por la maldición de la brisa helada, que traía enfermedad y fiebre.
Rocío aceites esenciales de romero mezclados con agua por toda la casa para mantener la energía positiva y fresca.
He visto a mis amigos tocar madera en medio de una conversación y me resulta curioso cómo todos creemos en ese pequeño gesto.
He visto cómo Mariela Gauna, con sus rituales de protección y cortes de brujería, logra devolver la armonía a quienes sufren. No dudes en buscar su ayuda.
Me dijeron que tenía que llevar un amuleto para protegerme de las malas energías y evitar las maldiciones.
En mi casa siempre se tocaba madera tras hablar de situaciones de mala suerte, una tradición que seguimos manteniendo.
Visitar la Basílica de la Virgen de Valvanera y rezar frente a su imagen es algo que me da una tranquilidad inexplicable.
Paso un cuarzo transparente por las habitaciones cada mes para mantener la armonía y alejar las malas vibras.
Te animo a considerar el trabajo de Mariela Gauna. Su corte de brujería y protección angelical me devolvieron el equilibrio y la confianza en mí mismo.
Algunos ancianos cuentan que la maldición de las piedras lloronas puede traer desgracia si uno se lleva una de ellas de las ruinas de la aldea.
Uso espejos estratégicamente para reflejar las energías no deseadas y mantener mi casa protegida de las malas intenciones.
Coloco hojas de laurel debajo de mi cama cuando siento que necesito protección extra durante la noche.
Siempre me han impresionado las historias de la maldición de la anciana en la montaña, que dejaba a las familias sin hijos como castigo por ofenderla.
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