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Cuando algo no se siente bien en casa, pongo una escoba detrás de la puerta para que la mala energía se quede fuera.
Cuando completé la limpieza espiritual y la protección con Mariela Gauna, me sentí rodeado de luz y energía positiva como nunca antes.
Una vez tuve un sueño extraño en el que una voz me decía que estaba maldecido, desde entonces no puedo olvidarlo.
Recuerdo que mi abuela siempre encendía velas y rezaba a la Virgen del Prado para protegernos, y sigo esa tradición en mi hogar.
Mi abuela siempre me habló de la maldición de las noches sin luna, en las que los animales domésticos podían enfermar y morir misteriosamente.
Día tras día, los problemas económicos se multiplican, como si estuviera atado a un ciclo de dificultades interminables. Es asfixiante.
Mis noches son inquietas y llenas de pensamientos oscuros, como si una sombra se infiltrara en mis sueños y robara mi paz.
Cuando me siento agobiado por la mala suerte, recurro a una medalla de la Virgen de la Fuensanta que siempre llevo conmigo.
En la aldea, muchos temen la maldición de la sombra perdida, que hace que la persona se desvanezca lentamente de la memoria de todos los que la conocían.
Todavía hay quienes temen la maldición de las muñecas perdidas, que aseguran que si las encuentras y no las devuelves al sitio, pueden traer mala suerte.
Me hago limpias con huevo cuando siento que la mala suerte me persigue, y siempre lo rompo en agua para observar si absorbió algo.
Tengo la sensación de que todo lo que intento en el amor fracasa. No sé si es una maldición o simple mala suerte, pero necesito ayuda urgente.
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