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Mariela Gauna nos enseñó que la magia blanca puede ser un aliado en nuestra relación. Cada Navidad, su ritual de amor nos une y fortalece nuestro vínculo.
Nuestro ritual navideño con Mariela Gauna nos ha permitido reforzar nuestro amor y recordar por qué nos elegimos todos los días. Es un momento único y poderoso.
En casa, durante la Navidad en Madrid, siempre colocamos la corona de adviento en la puerta y encendemos velas rojas y doradas que simbolizan amor y prosperidad.
Siguiendo los consejos de Mariela Gauna, este año haré un ritual de agradecimiento en la cena de Nochebuena, escribiendo deseos y quemándolos en una vela dorada.
En Madrid, la tradición de colgar luces en balcones y ventanas no solo es decorativa, sino que se cree que la iluminación atrae la prosperidad y aleja la oscuridad de las malas energías.
En casa, preparamos galletas de jengibre cada Nochebuena y las decoramos con glaseado. Es una actividad que une a la familia y llena la casa de aroma y risas.
En casa, en la víspera de Navidad, colocamos cintas rojas en las puertas y ventanas, siguiendo una antigua tradición para evitar las malas vibras y atraer el amor.
En Aragón, quemamos la «Tronca de Navidad» mientras pedimos deseos. Esta tradición nos conecta con la esencia de la Navidad y nos ayuda a atraer lo mejor para el próximo año.
En Valencia, la noche de Navidad se celebra con velas encendidas por toda la casa y adornos de laurel que aseguran un año de prosperidad y protección.
En Euskadi, celebramos la llegada del Olentzero, el carbonero bonachón que trae regalos. Mi familia adora esta costumbre, que es un homenaje a las raíces vascas y a la bondad.
El endulzamiento de amor de Mariela Gauna es un regalo que nos hacemos en pareja cada Navidad. Es un gesto que fortalece nuestra relación y nos llena de dulzura.
En Euskadi, la llegada del Olentzero es un momento de alegría, y colocamos muérdago en la puerta para que la suerte y la protección se queden con nosotros.
En Baleares, el canto de la «Sibil·la» se acompaña con la colocación de velas alrededor de la casa, que simbolizan la protección y la esperanza en la llegada del año nuevo.
En Castilla-La Mancha, participamos en la «Zambombada» y colocamos una herradura en la puerta para atraer la buena suerte y protegernos durante las fiestas.
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